No olvidemos que la mejor arquitectura está en las piezas mínimas que guardan su esencia como un gran tesoro. La buena arquitectura no es aquella que se puede definir sólo con una palabra o que representa únicamente un concepto, es aquella que se hace sabia, que después de haberse generado por medio de muchos recursos, los olvida, y únicamente te muestra lo esencial. Lo esencial... no entendido como un concepto sino como una avalancha de sensaciones.
La buena arquitectura es la que te deja sin aliento, en la que el material pasa a ser el módulo y el espacio toma sentido desde su construcción. La arquitectura no es inmatérica, por mucho que hablemos de aire, flujos, espacios... todo esto no es nada cuando ves imágenes como éstas. Sentir la arquitectura no significa dialectar sobre ideas utópicas o "imaginativas". Es mucho más.
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